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Luz al final de tunel: experiencia cercanas a la muerte.



El misterio más enigmático de este mundo, es el misterio de la muerte, de qué hay detrás, de si cuando acabamos en este mundo hay algo más o si no lo hay... Son muchos los casos de experiencias cercanas a la muerte que por unos minutos han estado físicamente muertos y cuando han vuelto han descrito unas vivencias parecidas, similares. Aun siendo personas de diferentes religiones, edades, países o creencias.
Uno de los casos que más conmocionó al mundo que ocurrió a finales de los 80, es el caso de Cristel Marlock. Una jovencita de 7 años de edad que fue la protagonista de una experiencia cercana a la muerte.

Los hechos se sucedieron en una de las piscinas de una de las casas de un amigo en una fiesta de cumpleaños.
Cristel aunque se encontraba cómoda en el agua aún no había aprendido a nadar bien. Corriendo por la orilla, fue empujada al agua por unos compañeros. Cayó en una de las zonas profundas de la piscina, donde no tocaba suelo y apenas sabía nadar para coger un poco de aire de vez en cuando. Cada vez que intentaba gritar o pedir ayuda tragaba agua y sus escasos gritos fueron ahogados por la multitud de niños chillando. Cristel se cansó hasta que no resistió más y se abandonó, perdió el conocimiento y luego… le envolvió la oscuridad.

Ella no se enteró de nada.

Pero los socorristas la llevaron al hospital donde intentaron reanimarla. La tarea era difícil, había entrado en coma profundo, en un estado donde prácticamente ninguna persona vuele en sí. Carecía de reflejos normales asociados a la supervivencia, no tenía pulso y no había actividad cerebral. Prácticamente estaba muerta. A los padres les dijeron que se prepararan para lo peor, que se encontraba en una situación donde no había casi esperanzas y que, únicamente un milagro podía devolver a su hija. Y justamente, eso pareció pasar. 

Después de muchos esfuerzos, su corazoncito empezó a latir por sí solo y de un coma grave pasó a un coma menos peligroso, poco a poco se empezó a ver que se recuperaba y a los 3 días despertó.
Los médicos no sabía que había pasado, pero Cristel, ya despierta le dijo lo que había pasado. Se sintió dentro del famoso túnel, y la luz se encontraba al final. Una luz que le atraía, que le llenaba de paz y se sentía protegida. Una mujer apareció en el túnel, Cristel pensó que era su abuela fallecida. Y la mujer le dijo: - Te llevaré a la luz-.

Conforme se acercaba a la luz, la sensación de tranquilidad, paz y amor se fue haciendo cada vez más fuerte. Era el lugar a donde quería ir. Pero justo antes de salir de túnel se vio a si misma en el hospital, llena de tubos y cables, y aunque en principio no quiso volver a su cuerpo, hubo un detalle que le hizo cambiar de opinión: su madre. Pensó que quería volver a abrazar a su madre, que no la quería perder… que no soportaba el dolor de ver a su madre llorar y llorar por la muerte de su hija. Fue por eso por lo que decidió volver.

La historia es muy emotiva, y acabó bien. Y fijaros que la historia del túnel y la luz se ha repetido miles de veces en personas que han estado cerca de la muerte. ¿Será verdad? Algún día dejará de ser un misterio.

Enterrados vivos.

(ANTES DE NADA, NO LEER SI ERES SENSIBLE... PUEDE PROVOCAR MIEDO DURADERO)

George Washington, por miedo a ser enterrado vivo por equivocación, ordenó a los médicos que mantuvieran su cuerpo 3 días antes de ser enterrado. Y así se hizo.
Pero esto no fue una neurosis del primer presidente de los Estados Unidos. En España por ejemplo, no se podía enterrar a un muerto hasta pasadas las 48 horas desde su muerte y la expresión "Salvados por la campana", viene de una costumbre de la Edad Media, donde a los enterrados se les dejaba un cordel en el ataúd y si despertaban bajo tierra, podían tirar y avisar haciendo sonar una campana que comunicaba con el exterior.
Y es que sí han habido evidencias de gente enterrada viva. Pero por supuesto, esto se ha sabido después de desenterrarlas. Después de ver las caras descompuestas de terror, de incomprensión, claustrofobia y locura.




Encontrarse, despertarse dentro de un ataúd a 3 metros bajo tierra, sin luz, sin oír nada excepto los gusanos moviéndose, y la progresiva falta de aire que te ahoga, producen un miedo imposible de aguantar, un miedo que te lleva directamente a la locura. Despertarse enterrado vivo, es peor que la muerte.

En algunos lugares, a los muertos se le enterraban con un arma. Así, si despertaban, podían quitarse la vida. (yo personalmente prefiero el método de la campana). 

Pero dejando los posibles efectos que produce despertarse enterrado,  el siguiente paso sería preguntarse: Si siempre ha dado tanto miedo, ¿cómo puede ser que la gente se equivoque y sea enterrada aun viva?

Pensamos que esto es algo del pasado, que ahora no hay equivocaciones y nadie es enterrado vivo. Pero sin ir más lejos, se sabe que en 2010 falleció un ciudadano chino, y fue enterrado vivo. Este hombre al despertar empezó a gritar y a gritar y casualmente la "difunta" pudo oír la tenue voz de ultratumba y ordenó que pararan de echarle tierra. Gracias a que convenció a la familia pudo desenterrar a su esposo que realmente sí estaba vivo. Aguantó 3 horas. Pero muchos no corren la misma suerte. Algunos despiertan tarde.

Los expertos piensan que pudo sufrir una de las enfermedades más cercanas a la muerte: la Catalepsia o "Muerte Aparente". 

El proceder de esta enfermedad es verdaderamente espeluznante (no se lo deseo ni al peor enemigo).

De repente, el paciente que sufre Catalepsia se paraliza. Él aun está vivo, sigue escuchando y sus ojos aun ven. Pero no se mueve, los músculos se quedan rígidos como los muertos, el corazón reduce las pulsaciones al máximo, la respiración es casi inexistente, el metabolismo baja y el cuerpo se enfría. Aparentemente está muerto y para cualquiera que no tuviera mucha experiencia, lo estaría... incluso para algunos médicos. Pero el paciente sigue oyendo y sabiendo lo que pasa a su alrededor, pero no puede moverse, tampoco puede gritar... y es testigo de como le lloran sus seres queridos, de como le introducen en el ataúd y como la oscuridad y el silencio mortal le van envolviendo.

En la mayoría de los casos el enfermo se despierta (o mejor dicho se puede mover y gritar) cuando ya está enterrado... entonces es demasiado tarde. La poca esperanza que recupera al poder moverse y gritar se desvanece cuando se da cuenta que no puede hacer nada.


Una curiosidad: Se sabe que la experiencia es un grado de sabiduría. En algunos velatorios, antes de enterrar al muerto, la abuela pinchaba el pie del enfermo de Catalepsia con una aguja de coser. Si emanaba sangre de la herida, como a cualquier vivo, se le volvía a hacer exámenes médicos y se le permitía permanecer un par de días sin enterrar.

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