El caso de Julia Pastrana.

Julia Pastrana fue una mujer mexicana que nació con hipertricosis o como se conoce comunmente el síndrome del Hombre lobo. Las personas que la padecen están cubiertas completamente, a excepción de las palmas de las manos y de los pies, por un vello lanugo largo que puede llegar hasta los 25 centímetros. Sólo se han documentado 50 casos y, aunque cada caso es en sí algo muy curioso, el caso de Julia Pastrana es especial por ser de los primeros que se documentaron. La mujer mono le llamaban o, la mujer barbuda, la mujer más fea del mundo o mujer oso.

Otra característica física que le hacía especial era que tenía una mandíbula prominente, simiesca, gracias a una dentadura exagerada. De hecho, debido a su tamaño (1,37 metros) , y a su apariencia, se llegó a pensar que era el eslabón perdido entre el mono y el hombre.

Su vida fue verdaderamente lamentable. Comprada de pequeña a su propia madre para ser expuesta al público de un teatro de rarezas y monstruos. El nombre con el que se anunciaba era un insulto cruel y triste a su condición. Conocida como "la maravillosa híbrida" o la "mujer oso", también llamada como "La mujer más fea del mundo". Su propietario fue llamado Theodor Lent. Con el tiempo su fama creció e incluso Charles Darwin se interesó por ella y la estudió con detenimiento.



Los que tuvieron la suerte de tratarla más íntimamente, la definen como una persona muy sensible, espiritual, inteligente y caritativa. Una de estas personas era la cantante y condesa Prokesch-Osten (Federica Gossman) que nos ha dejado su testimonio sobre la personalidad de la joven adefesio. Un día, Lent le preguntó si quería casarse con él (¿temiendo que Julia le abandonase por otro manager más compasivo o generoso?) y Julia no se lo pensó. Quedó embarazada con la esperanza de que su vástago fuese un poco más agraciado que ella, al menos como su nuevo marido y viejo manager. Cuando vio a su pequeño monstruo bajo las piernas no pudo aguantar su decepción y, según cuentan, murió de un ataque al corazón. El niño sobrevivió tan solo unas horas más.

Después de su muerte, el cuerpo fue embalsamado , junto con el de su hijo, y puesto a disposición del público para que así Theodor Lent pudiera seguir aprovechándose de su friki.

4 comentarios:

  1. que trizteza que seamos tan duros con la gente diferente.....

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  2. que lastima que los sinaloenses ignorabamos de esta triste pero maravilloza historia lo bueno que sus restos ya estan descansando en su tierra.

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  3. Afortunadamente sus restos ya regresaron a Sinaloa, creo que procedentes de Noruega, donde estaban en un museo. Ojalá ahora sí descanse en paz.

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